En este mundo que vivimos, donde cada situación nos presenta un problema de diferentes proporciones, es necesario que tomemos una actitud positiva para resolverlos de buena forma y que éstos no lleguen a transformarse en dolores y dificultades aún mayores.

Procuremos que las tristezas, que también son parte de nuestras vidas, duren sólo momentos y que no se queden acompañándonos por mucho tiempo. Así no nos afectarán de sobremanera con inconvenientes como la depresión.

Si bien es cierto, la felicidad es un proceso que vivimos internamente y que no necesariamente demostramos con gestos o actitudes, pero que al sumar la alegría de vivir y de disfrutar las cosas que hacemos, entregamos mejores sensaciones a quienes nos rodean y a nosotros mismos.

Las emociones también tienen que ver con nuestro ánimo y nuestros dolores, incluidos los dolores de cabeza y otros malestares parecidos. Para enfrentar todas estas adversidades de la vida, es necesario conectarnos con nuestra alegría interior, esa que está en en lo profundo, a la cual podemos recurrir siempre y que nos regala la posibilidad de tomar una buena actitud.

Además, nos ayudará a que estemos de mejor humor y ánimo, ingredientes que hacen que cada inconveniente se tome con menor apego y mejor disposición para encontrar la solución.

Cuando no tenga esa energía necesaria, salga, distraete, realice deporte y recuerde compartir las cosas sencillas de la vida, esas que valen la pena y nutren el alma de felicidad y alegría que podemos contagiar a nuestros seres queridos.

(Fuente: http://www.robertodevries.com/)